RIAD. ARABIA SAUDITA. La Meca, la ciudad más santa del islam, está casi paralizada a pocas semanas del hach, la peregrinación que los musulmanes deben hacer al menos una vez en su vida, y que las autoridades sauditas limitaron a mil personas este año debido a la pandemia de coronavirus.
Los sitios religiosos están vacíos, los hoteles sin turistas y las carpas que acogen a los peregrinos abandonadas.
"Espero ser este año uno de los primeros peregrinos", comenta a la agencia AFP Marwan Abdulrahman, un saudita que reside en la ciudad santa.
El gobierno de Arabia Saudita anunció que en el hach, previsto a fines de julio, participarán solamente mil personas para evitar la propagación de la pandemia.
En tiempos normales, millones de peregrinos, en su mayoría extranjeros, acuden a La Meca para celebrar el hach. En 2019 acudieron 2.5 millones de peregrinos.
La drástica decisión del gobierno representa para la ciudad una pérdida en 11 mil 800 millones de dólares.
CERO VENTA, CERO INGRESO
En los últimos años, los ingresos generados por la peregrinación del hach estimularon fuertemente el sector inmobiliario y el comercio en los lugares santos.
"Cero venta, cero ingreso", se lamenta Ahmed Attia, un expatriado egipcio de 39 años que trabaja desde hace años en una agencia de viajes de la ciudad santa.
"No estamos acostumbrados a ver La Meca vacía. Tenemos la impresión de estar en una ciudad muerta. Es verdaderamente desastroso", agrega Ahmed.
Las peregrinaciones financian directa o indirectamente miles de empleos en diversos sectores, desde las agencias de viaje hasta la telefonía móvil.
Ante la pandemia, las empresas bajaron los salarios y despidieron empleados.
La ausencia de peregrinos "agrava las dificultades económicas" del reino, dice a la AFP Richard Robinson, analista de la compañía Oxford Analytica.
El turismo forma parte del ambicioso programa "Visión 2030" que impulsa el príncipe heredero, Mohamed bin Salman, con el objetivo de incrementar los ingresos extrapetroleros.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) advirtió que el Producto Interno Bruto (PIB) de Arabia Saudita va a sufrir una caída de 6.8 por ciento en 2020 debido a la caída de los precios del petróleo.
DURO GOLPE
En los últimos meses, el grupo BinLaden, un gigante de la construcción, considerado como un buen medidor del estado de las empresas sauditas, dejó de pagar los salarios de miles de trabajadores, indicó a la AFP una fuente del sector.
El descontento circula en las distintas redes sociales, donde empleados denuncian esa decisión cuando la empresa tiene un contrato actual de 13 mil 100 millones de euros para construir hoteles y centros comerciales en La Meca.
La crisis y la desaceleración económica por el coronavirus frenaron varios proyectos turísticos anunciados en 2019 junto al aumento de las visas turísticas.
Arabia Saudita quiere desarrollar el turismo más allá de los sitios religiosos, pero "los esfuerzos de los sauditas siguen reposando en el hach", señala Kristin Diwan, de l'Arab Gulf States Institute, con sede en Washington.
"Es un pilar importante de sus ingresos no petroleros y no tenerlo en este periodo de perturbación de los mercados del oro negro es un golpe duro", agrega.
Arabia Saudita cumple dos semanas desde que se decretó la nueva normalidad en un proceso que incluye la reapertura de todos los comercios y actividades económicas, pero mantiene cerrados los vuelos internacionales y las peregrinaciones.
La Meca es el epicentro de la epidemia en el país árabe, con más de una cuarta parte de los contagios. Sin embargo, las mil 500 mezquitas de la ciudad ya abrieron sus puertas con precauciones como el distanciamiento social y la desinfección.
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