TEHERÁN. Los manifestantes volvieron a salir a las calles en varias ciudades de Irán para denunciar la muerte de la joven Mahsa Amini, desafiando la sangrienta represión de las protestas que se iniciaron hace un mes.
Los manifestantes respondieron a un llamamiento en línea bajo el lema “¡El principio del fin!” del régimen.
Los activistas llamaron a los ciudadanos a manifestar en lugares donde no estén presentes las fuerzas de seguridad y a corear “Muerte al dictador”, en referencia al líder supremo Alí Jamenei.
Las protestas se propagan pese a los cortes de las redes sociales más populares y están encabezadas por mujeres jóvenes, que queman sus velos y no vacilan en enfrentarse a la policía.
“¡Los mulás deben marcharse!”, coreó un grupo de alumnas sin velo en la Escuela técnica y profesional Shariati de Teherán, según un video publicado en internet.
Varios comerciantes hicieron huelga en la ciudad de Saqez, la ciudad originaria de Amini, en la provincia de Kurdistán, y en Mahabad, en el noroeste, según el medio social 1500tasvir, que cubre las manifestaciones.
Grupos de jóvenes también se manifestaron en las universidades de Teherán, Isfahán (sur) y Kermanshah (noroeste), según imágenes compartidas en internet.
Así, se produjeron protestas en diversos puntos de Teherán, Isfahan, Mahabad, Ardebil, Karaj, entre otras urbes, especialmente en sus universidades.
En respuesta, el Consejo Islámico de Coordinación del Desarrollo, encargado de organizar manifestaciones oficiales, urgió a la población a expresar “su enojo revolucionario ante los alborotadores”.
Al Hamedan, al oeste de la capital, los manifestantes lanzaron proyectiles contras las fuerzas de seguridad cerca de una importante rotonda.
“Colegiales del pueblo de Ney, en Marivan (oeste), prendieron fuego en la calle y gritaron cánticos antigubernamentales”, señaló Hengaw, un grupo de defensa de los kurdos iraníes con sede en Noruega.
Mahsa Amini, una kurda iraní de 22 años, murió el 16 de septiembre, cuando se encontraba bajo custodia de la policía de la moral en Teherán por supuestamente infringir el estricto código de vestimenta de las mujeres de la República Islámica.
Las autoridades afirman que la joven murió de una enfermedad y no de “golpes”, según un informe médico rechazado por su padre. Según su primo, murió tras “un violento golpe en la cabeza”.
La indignación provocada por su muerte ha desatado la mayor ola de manifestaciones y violencia en Irán desde las protestas de 2019 contra la subida de precios de la gasolina en este país petrolero.
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Además de Amini, otras víctimas mortales se han convertido en símbolos de la represión como son Nika Shakarami, de 17 años, y Sarina Esmaeilzadeh, de 16, fallecidas en la represión de las protestas.
Aunque los disturbios no parecen estar cerca de derribar el sistema, las protestas se han convertido en huelgas que han cerrado comercios y empresas, han afectado al vital sector energético y han inspirado impactantes actos de disidencia.