El fundador de Facebook, Mark Zuckerberg, defendió este jueves la política de esa red social de publicar anuncios de campaña que contengan declaraciones falsas o mentiras, y admitió que esas tensiones son algo con lo que "tenemos que vivir".
"La gente se preocupa, y yo también me preocupo profundamente por la erosión de la verdad", declaró Zuckerberg al diario The Washington Post, antes de que pronunciara un discurso en la universidad de Georgetown, en Washington.
"Al mismo tiempo, no creo que la gente quiera vivir en un mundo donde solo se pueden decir cosas que las compañías tecnológicas deciden que son cien por ciento verdaderas. Y creo que esas tensiones son algo con lo que tenemos que vivir", apuntó.
Ya durante su discurso, insistió en que en una democracia, "las personas deberían decidir qué es creíble, no las empresas tecnológicas", aunque admitió que hay excepciones: "No permitimos contenido que incite a la violencia o a un riesgo inminente de daño", agregó.
"Dada la sensibilidad en torno a los anuncios políticos, he considerado si deberíamos dejar de permitirlos por completo", sostuvo Zuckerberg, y defendió que prohibir la propaganda electoral favorece a quienes ya ocupan un cargo público o a los candidatos que buscan la reelección.
"Incluso si quisiéramos prohibir los anuncios políticos, no está claro dónde debemos trazar el límite. Hay muchos más anuncios sobre asuntos que los que hay directamente sobre las elecciones", sostuvo el empresario, quien defendió que "hay problemas de cualquier forma si cortas esto", así que consideró que deberían equivocarse "en el lado de una mayor expresión".
Las declaraciones de Zuckerberg se produjeron después de que la aspirante a la candidatura demócrata Elizabeth Warren publicara anuncios en Facebook en los que declaraba falsamente que el fundador de esa red social respalda al presidente Donald Trump para su reelección.
Warren, quien admite en el anuncio que esa afirmación no es cierta, ha criticado duramente el monopolio de las compañías tecnológicas.
La mayor polémica a la que ha tenido que hacer frente Facebook durante los últimos años ocurrió en marzo de 2018 cuando se conoció que la consultora británica Cambridge Analytica utilizó una aplicación para recopilar millones de datos de internautas de la plataforma sin su consentimiento y con fines políticos.
La empresa se sirvió de datos de Facebook para elaborar perfiles psicológicos de votantes que supuestamente vendieron a la campaña del ahora presidente Trump durante las elecciones de 2016, entre otros.
El revuelo causado a raíz de aquella revelación llevó a la compañía con sede en Menlo Park (California, EU) a abrir una investigación sobre cómo usan los datos de los usuarios las aplicaciones con las que Facebook trabaja o mantiene acuerdos, que llevaron a la suspensión de decenas de miles de aplicaciones que no respetaban sus normas de uso.