México es uno de los países más peligrosos para los periodistas y defensores de los derechos humanos debido al clima de violencia y criminalización que sufren. Esta es la conclusión a la que llega el Informe final del Relator Especial de la ONU sobre la situación de los defensores de los derechos humanos en nuestro país.
El Relator Especial quedó estupefacto por la violencia extrema en México, el clima de impunidad casi absoluta y la supuesta corrupción e infiltración de fuerzas del ministerio público y de seguridad por elementos criminales. Al mismo tiempo, se sorprendió positivamente por la resistencia de los defensores de los derechos humanos y su coraje en la búsqueda de la verdad, la justicia y la reparación.
Michel Forst, Relator Especial de la ONU
El documento añade que entre 2006 y 2017 se tiene el registro de 132 periodistas asesinados, destacando que la cifra va en aumento ya que 12 casos fueron el año pasado.
Un porcentaje de esta violencia parte de poderes fácticos, los cuales utilizan las leyes para perseguir a los defensores ya sea con las fuerzas del Estado o agentes privados para atacar a activistas.
Esta persecución se ve reflejada en el hecho de que durante los 10 primeros meses de 2017 la Comisión Nacional de los Derechos Humanos contabilizó 285 ataques contras defensores de derechos humanos, tales como acoso, robos, asaltos y ciberataques.
Forst destacó la existencia del Mecanismo de Protección para Periodistas y Defensores de los Derechos Humanos, el cual al momento de la redacción del informe tenía a 386 activistas y 260 periodistas registrados, pero aún es insuficiente.
“A pesar del éxito del Mecanismo en la prevención de algunas violaciones contra los humanos defensores de los derechos humanos, como herramienta de política, no ha generado un entorno propicio para defensores de los derechos. Hasta la fecha, el Mecanismo ha sido de naturaleza algo reactiva”, comentó.
Casos que merecieron especial atención en el reporte fueron los de la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa en septiembre de 2014 y del enfrentamiento entre policías federales y habitantes de Nochixtlán en junio de 2016. En ambos incidentes se reportó una persecución de parte de las autoridades en contra de activistas quienes exigen justicia.
Otro de los puntos que Forst consideró aún más grave la violencia que sufren las mujeres activistas, ya que entre 2010 y 2017, más de 43 mujeres defensoras y periodistas fueron asesinadas, y al menos cinco de esos casos fueron asesinadas el año pasado.
México se ha convertido en el país más violento para las defensoras de los derechos humanos en Mesoamérica, con un total de mil 360 ataques contra mujeres defensoras que se llevaron a cabo entre 2013 y 2016.
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