||Con información de Quartz||
Un estudio sobre las muertes que dejó María en Puerto Rico reviró nuevamente las declaraciones del presidente Donald Trump, confirmando que hubo una falta de apoyo y de interés del gobierno estadounidense.
El portal Quartz, la Associated Press y el Centro de Periodismo Investigativo (CPI) en conjunto realizaron un detallado estudio en donde por medio de entrevistas han relatado los últimos días de las víctimas de la tormenta.
Al menos 303 familiares de los muertos fueron entrevistados y se revisaron otros 202 relatos de las historias anónimas de esta terrible tragedia.
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Trump puso en duda el jueves la cifra de víctimas ampliamente aceptada, diciendo en un tuit que "no murieron 300 personas" cuando María azotó Puerto Rico poco después del paso de Irma por la zona en septiembre del 2017.
Sostuvo que la cifra puede haber sido inflada "por los demócratas para hacerme ver lo peor posible", contabilizando muertes por vejez entre las causadas por el temporal.
Sin embargo la investigación refleja que las víctimas fueron la población más vulnerable que resintió las condiciones creadas por las tormentas:
- Personas incapacitadas y ancianos debieron irse de hospitales desbordados a pesar de que padecían úlceras que terminaron causando infecciones mortales.
- Se acabó el oxígeno con fines médicos.
- Los pacientes con problemas renales recibieron tratamientos acortados en centros de diálisis que no tenían combustible para los generadores ni agua fresca, a pesar de que a las autoridades locales y federales se les había pedido que se les diese prioridad a estos temas, según reportó Amnistía Internacional.
Por ejemplo el caso de Ernesto Curiel, un diabético que falleció de un paro cardíaco después de bajar y subir durante semanas diez pisos dos veces al día para sacar insulina de la única nevera que funcionaba en su edificio.
O el de Alejandro González Vázquez, de 47 años, que no podía conseguir la medicina antipsicótica que necesitaba y se suicidó en vez de abordar un avión para que lo llevase de vuelta a Estados Unidos.
O el de Juana Castro Rivera, de 52 años, quien falleció de leptospirosis, una enfermedad causada por agua contaminada. Después de varias visitas a una clínica de barrio, se le hizo el diagnóstico apropiado en un hospital de una municipalidad vecina, pero ya era demasiado tarde.
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El estudio se enfoca a demostrar que a pesar de que cada muerte tiene una compleja mezcla de causas, como condiciones preexistente de los pacientes, muchos podrían haber sobrevivido si Puerto Rico y el gobierno federal hubieran tenido una mejor preparación y una mejor respuesta ante la emergencia.
La cifra real de muertes causadas por el huracán ha sido objeto de controversias desde los primeros días, en buena medida por la naturaleza casi única del desastre.
Investigadores de la Universidad de George Washington contratados por el gobierno de Puerto Rico calcularon el mes pasado que 2 mil 975 personas fallecieron por María en los seis meses siguientes, una cifra que en Puerto Rico se considera oficial.
El informe de la universidad señaló que la isla no tenía un plan adecuado para comunicarse con sus ciudadanos y para responder a una tormenta.
Comprobó asimismo que no había planes para mantener la comunicación con la ciudadanía en medio de una crisis.
Entre esto se pudo corroborar con las historias que el departamento de salud de la isla no tenía planes de emergencia para hospitales y otras instalaciones.
Más de la mitad del personal federal de emergencia de Puerto Rico no estaba calificado para las tareas que se le asignó en octubre del 2017, un mes después de la llegada del temporal, de acuerdo con un informe del 5 de septiembre de la Contraloría del Congreso.
Por otro lado la Agencia Federal de Manejo de Emergencias (conocida por sus siglas en inglés, FEMA) dijo que se subestimó la cantidad de alimentos y de agua fresca que se necesitaban, y lo difícil que iba a ser hacer llegar esos abastecimientos a la isla.
En Puerto Rico había escasez de todo en parte porque otro huracán, Irma, había golpeado dos semanas antes, afectando sobre todo las Islas Vírgenes Estadounidenses.
Tampoco había demasiado personal debido a unos incendios forestales y otros desastres naturales.
El 19 de octubre Trump dijo que le daba a la respuesta del gobierno un "A más", o 10 sobre 10. "Hicimos un gran trabajo", sostuvo.
es fueran vistos antes de que partiese nuevamente el 20 de noviembre.
Los periodistas entrevistaron a la mayor cantidad posible de familiares de los muertos y revisaron las respuestas que recibió el proyecto a través de consultas online cuando no era posible hacerlo en persona.
La mayoría de las muertes del banco de datos son consideradas indirectas, es decir, que no fueron causadas por los vientos o las inundaciones sino más probablemente por factores como la falta de luz, de agua fresca y de medicinas después de la tormenta.
El gobierno puertorriqueño reconoce que debió decir que no cientos, sino miles, de muertes debieron ser asociadas con el temporal pero no lo fueron debido a la falta de entrenamiento de los médicos o desconocimiento acerca de cómo llenar los certificados de defunción.
Un análisis de cada muerte desde la llegada de María hasta fines del 2017 indicó que los casos fatales de septicemias --complicaciones potencialmente mortales derivadas de infecciones-- subieron casi un 44%, hasta 325, en comparación con los promedios de los tres años previos. Las muertes relacionadas con fallas renales subieron un 43% y sumaron 211.
A raíz de esto el gobierno de Puerto Rico indicó que se han tomado nuevas medidas para estar preparados ante un desastre como María, aunque también se destacó las limitaciones y la crisis económica del país.