La muerte por asfixia de George Floyd, un afroamericano de 46 años, a manos de un policía de Minneapolis, Minnesota en Estados Unidos, provocó una ola de protestas contra las autoridades policiacas que asciende hasta llegar a la violencia y saqueos en más de cinco grandes ciudades de ese país.
¿Pero por qué está ocurriendo esto? Las imágenes de la muerte de Floyd, evidencia el racismo que existe en Estados Unidos de parte de las autoridades desde hace décadas.
De acuerdo con un estudio realizado el año pasado por la Universidad de Rutgers, uno de cada mil niños u hombres negros tiene la posibilidad de morir por una bala de policía, lo cual significa que la probabilidad para negros de morir a manos de agentes es 2.5 mayor que sus pares blancos, debido a que los negros “son inherentemente considerados como sospechosos”, detalla el reporte.
Incluso, para la comunidad latina, también hay la probabilidad de morir por un abuso policial es de 1.4 veces más que las personas blancas en ese país.
Por ello, los abusos constantes de la policía contra las minorías, detona la ira de la sociedad contra la policía,
En lo que va del 2020, han fallecido a manos de la policía además de George Floyd, también los jóvenes Ahmaud Arbery y Breonna Taylor.
Arbery de 25 años fue asesinado a tiros por un ex policía en Georgia porque supuestamente se parecía a un sospechoso de robos en la zona; mientras que Taylor, una joven de 26 fue muerta en su casa en marzo, cuando en un operativo policiaco los agentes le dispararon en su domicilio.
Ante estas muertes, el asesinato de Floyd, considera la profesora asistente de Historia y Estudios Afroestadounidenses de la Universidad de Iowa, Ashley Howard, es un catalizador para la sociedad por la violencia que genera la autoridad.
De acuerdo con un artículo de la Brookings Institution en Washington, un adolescente negro tiene 21 posibilidades más que los blancos de morir a manos de un policía y, según sus cifras, las autoridades matan a un negro cada 40 horas.
En entrevista para la BBC de Londres, Ashley Howard expuso que "cada vez más gente entiende lo que está ocurriendo, que esto es un problema sistémico y no un evento aislado. No es solamente una manzana podrida en un cuerpo de policía. Es un problema estructural mayor" y por eso, se han venido articulando grupos como “Black Lives Matters”, organización política internacional que se dedica a frenar la violencia contra los negros.
Ante este fenómeno de violencia contra las minorías y particularmente contra la gente de color que encarna George Floyd, la catedrática Howard ve tres factores adicionales a la violencia sistémica: el del racismo estructural, una pandemia que discrimina y la mala respuesta del presidente Donald Trump ante el asesinato de Floyd.
En cuanto al racismo estructural, explica Howard que hay profundas desigualdades sociales en Estados Unidos que van desde el ámbito educativo, hasta las oportunidades que reciben y que afectan a los negros.
“Estas son el origen de que haya disparidades en cada una de las medidas significativas de la vida de los afroestadounidenses, desde la mortalidad materna, hasta las diferencias de ingresos y en la riqueza que pasa de una generación a otra", indica Howard.
Este factor, dice, hace que cobren consciencia de que su vida puede ser arrebatada en cualquier momento y obliga a su comunidad a salir a protestar.
En cuanto al papel que juega la pandemia de Covid-19, dice la investigadora al medio británico que además del gran número de personas que quedaron sin empleo, "sabemos que los afroestadounidenses sufren con esta enfermedad de forma desproporcionada”.
Apunta que ese sector se está enfermando y muriendo a tasas más altas que el resto de estadounidenses. “Eso está documentado. Ellos también están más expuestos debido al tipo de trabajo que realizan, pues están en primera línea como asistentes sanitarios, conductores de autobús, empleados de tiendas o de oficinas postales”, lo cual los pone en mayor contacto con la enfermedad", afirma Howard.
Finalmente, como último factor que acrecentó aún más la escalada de protestas, está la mala respuesta que ha dado el presidente Donald Trump a esta situación, opina Julian E. Zelizer.
"(Trump) No ha ayudado para nada. Hay distintas cosas que los presidentes pueden hacer en una situación como esta pero, en general, la respuesta ha sido provocar violencia en contra de las protestas", dice el profesor de historia política de los Estados Unidos en la Universidad de Princeton.
El catedrático duda de los mensajes de Trump para tranquilizar las protestas y advierte el eco de su frase "los saqueos llevan a tiroteos", el cual recuerda "las voces más reaccionarias" de la década de 1960.
Zelizer concluye que se requiere "un presidente que llame a la calma pero que también escuche y responda a las causas de lo que está ocurriendo" y trump “no está haciendo nada para eso”.
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