WASHINGTON. Miah Cerrillo, una niña de 11 años que sobrevivió al tiroteo en la escuela de Uvalde, Texas, reclamó "seguridad" al Congreso y describió la pesadilla de aquel día, cuando tuvo que cubrirse con la sangre de un amigo para hacerse la muerta y salvar la vida.
Cerrillo intervino en video ante un comité, donde testificaron otras víctimas del tiroteo de Uvalde, en el que murieron 19 alumnos y dos profesoras.
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En el video, Cerrillo explicó cómo había estado viendo una película con otros estudiantes cuando una de sus profesoras recibió un correo electrónico y se precipitó a cerrar con llave la puerta de la clase, al mismo tiempo que pedía a sus alumnos que se escondieran detrás de las mochilas y de su escritorio.
El agresor, armado con un rifle de asalto AR-15, disparó en la cabeza a la profesora de Cerrillo, diciéndole "buenas noches", y luego comenzó a disparar a los estudiantes y a una pizarra de color blanco.
"Cuando fui hacia las mochilas, él disparó a mi amigo que estaba cerca de mí. Pensé que iba a volver a la clase, así que me cubrí en sangre, la esparcí sobre mí", narró Cerrillo.
Después, fue hacia el cuerpo de la profesora y tomó su teléfono celular para llamar al número de emergencias 911.
"Les dije que necesitaba ayuda y que enviaran a la policía dentro de la clase", recordó Cerrillo, quien fue contando la historia en el video en respuesta a las preguntas que le hacía su padre. Preguntada sobre qué quería ahora después del tiroteo, Cerrillo contestó: "Tener seguridad".
También compareció ante el comité el doctor Roy Guerrero, pediatra que atendió a varias víctimas en Uvalde, y relató que vio "dos niños cuyos cuerpos habían sido pulverizados por las balas, decapitados, cuya carne había sido desgarrada", lo que hacía difícil identificarlos de no haber sido por la ropa que llevaban puesta.