KIEV. El suministro de gas ruso hacia Europa se vio nuevamente alterado por la guerra en Ucrania, que llevó además a Finlandia a plantearse su adhesión a la OTAN pese a las advertencias de Moscú.
Finlandia, con una frontera de mil 300 kilómetros con Rusia, abandonó su política de neutralidad vigente desde la Guerra Fría y presentará formalmente el domingo la solicitud de adhesión a la alianza militar liderada por Estados Unidos.
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"Ser miembro de la OTAN reforzaría la seguridad de Finlandia", afirmaron el presidente y la primera ministra finlandeses en un comunicado conjunto. El Kremlin advirtió de inmediato que un ingreso de Finlandia a la OTAN sería "sin duda" una amenaza para Rusia.
El secretario general de la Alianza, Jens Stoltenberg, dijo que la solicitud de Finlandia "sería recibida calurosamente en la OTAN y el proceso de adhesión sería fluido y rápido".
Suecia también planea enviar una solicitud de ingreso en los próximos días.
CAÍDA DE SUMINISTRO
Las tensiones geopolíticas repercuten en las cuestiones energéticas. El gigante del gas ruso Gazprom anunció que dejaba de usar un gasoducto polaco, el Yamal-Europa, para sus envíos a Europa a raíz de las sanciones occidentales impuestas por su ofensiva en Ucrania.
Gazprom también dijo que el tránsito del gas ruso hacia Europa vía Ucrania se redujo en un tercio y consideró esa caída al operador del oleoducto en Ucrania, que a su vez acusa a Rusia. La fuerte dependencia de la Unión Europea de la energía rusa impide por ahora que las sanciones contra Rusia incluyan las importaciones de petróleo y gas.
"Hay que desconectar el oxígeno energético de Rusia, es particularmente importante para Europa", dijo el ministro ucraniano de Relaciones Exteriores, Dmytro Kuleba, en una rueda de prensa en Berlín.
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