Es poco probable que se apruebe la reforma migratoria propuesta por el presidente Joe Biden. La esperanza de un camino de regulación de su estatus migratorio para 11 millones de connacionales en los Estados Unidos se diluye y ellos se mantendrán “en la sombra”.
Coinciden los activistas y líderes pro derechos de las y los trabajadores indocumentados mexicanos Carlos Arango, del Frente Nacional de Inmigrantes (FNI) y Sandy Choreño, de Efecto Violeta (EV), organización que defiende a las mujeres migrantes indocumentadas, ambos en Chicago, Illinois.
En entrevistas por separado desde la Ciudad de los Vientos, Carlos Arango, comentó:
“Es muy difícil que se apruebe la reforma migratoria, no obstante la presencia de 50 millones de latinos en Estados Unidos, la gran mayoría mexicanos que tenemos un poder económico importante tanto aquí como en México, por los cada vez mayores envíos de remesas”.
“Y solo tenemos derechos a medias, no derechos plenos ni representación política”, dijo a El Sol de México el reconocido activista en favor de los derechos de las personas migrantes.
Coincidió Sandy Choreño, internacionalista, candidata a diputada migrante y activista que defiende a las mujeres migrantes indocumentadas:
“Es poco probable que se apruebe en el Congreso la reforma migrante del presidente Biden. Se pasaron los tiempos. Teníamos mucha confianza de que se aprobara en el Congreso, pero se complicaron las cosas”, comenta a OEM.
Recordó que fuero dos intentos: que se aprobara dentro del presupuesto que presentó el Jefe del Ejecutivo; pero no se logró, dijo la internacionalista.
Hubo otra propuesta en febrero reciente de la republicana congresista de Florida, María Elvira Salazar, para otorgar la residencia legal a millones de personas indocumentadas con verificación de sus antecedentes penales, el pago de impuestos atrasados y una cuota por la seguridad fronteriza.
Y pagar al gobierno federal 10 mil dólares por haber ingresado ilegalmente al país. El pago se haría en un lapso de 10 años. “Todo esto para obtener su regularización, pero no se aceptó”.
Ante este incierto panorama, el líder del FNI, se pronunció “por darle un vuelco a la política que realizamos en Estados Unidos y luchar por nuestros derechos civiles”.
Buscan mejores condiciones de vida
Se necesita reordenar la agenda, ampliarla a otros temas y luchar por servicios de salud, que carecen los paisanos sin documentos, por mejores condiciones de trabajo; por la población vulnerable, por la atención a la mujer y por promover el arte y la cultura.
Y coincide esta agenda con la que describe Sandy Choreño, quien pone en primer lugar a la mujer y librarla de la violencia de la que es objeto. Y la búsqueda de mejor atención junto con las personas discapacitadas.
Incluir la salud, donde hay nuevos paradigmas que se evidenciaron durante la pandemia del Sars-Cov-2.
“Esto se reflejó con toda crudeza durante la pandemia, porque el mayor número de decesos se presentó entre los afroamericanos y latinos que siempre estuvimos en la primera línea de trabajo, sin servicios de salud por falta de seguros al ser personas sin documentos”.
Se busca que el trabajo sea digno y justicia laboral; que haya vivienda digna para los trabajadores esenciales.
Esas serán ahora las banderas que se enarbolen por los migrantes no documentados en los Estados Unidos que al decir del doctor Raúl Hinojosa Ojeda, profesor de la Universidad de California, Los Ángeles (UCLA), aportan con su esfuerzo más de un billón de dólares al año por ser trabajadores esenciales en el campo, los servicios y hospitales.
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Y de acuerdo a un Informe de 2020 del Instituto de Política Migratoria (IPM), el número de personas migrantes indocumentadas en la Unión Americana se mantiene relativamente estable: entre 10.5 millones y 12 millones desde la recesión de 2007-2009; pero el origen de las personas es más diverso.