BUENOS AIRES. Sergio Massa asumió como nuevo y poderoso ministro de Economía de Argentina, en medio de una profunda crisis, con inflación disparada y pobreza en alza, que deberá enfrentar con una serie de salvajes medidas económicas.
Massa, un abogado de 50 años que acaba de renunciar a la presidencia de la Cámara de Diputados, juró su cargo ante el presidente Alberto Fernández en un acto muy concurrido por líderes políticos, empresarios y sindicalistas.
El abogado de profesión tendrá bajo su órbita áreas de gestión previamente disueltas, como Finanzas, Hacienda, Producción, Agricultura y la relación con los organismos multilaterales de crédito.
Fernández dijo que es un tiempo para que todos aúnen esfuerzos para salir adelante, no solo en el gobernante Frente de Todos, sino también entre los empresarios, sindicalistas y todo el arco político.
En un tono similar se había pronunciado Massa, cuando en su discurso de despedida del parlamento pidió "construir consensos y políticas de Estado".
Massa sucede en el cargo a Silvina Batakis, quien apenas duró tres semanas como ministra de Economía, en medio de fuertes divisiones en la coalición gobernante entre el kirchnerismo liderado por la vicepresidenta argentina, Cristina Fernández, y el sector del peronismo alineado con Alberto Fernández.
Massa, por su parte, lidera el Frente Renovador, la tercera fuerza con mayor peso dentro del Frente de Todos. Es uno de los tres líderes de la coalición de Gobierno junto a Fernández ya la poderosa vicepresidente Cristina Fernández de Kirchner.
Sus fluctuaciones políticas le han restado popularidad, aunque muchos argentinos apuestan a su capacidad de gestión para estabilizar la situación económica.
El nuevo ministro toma las riendas de una economía que el año pasado logró recuperarse 10.4 por ciento tras tres años de severa recesión, pero que este año ha perdido vigor, en medio de un complejo escenario global y con una elevada inflación, del 64 por ciento interanual en junio que podría alcanzar el 70 por ciento, además de una pobreza cercana al 40 por ciento,, según expertos analistas.
Argentina también sufre desequilibrios fiscales y monetarios que el acuerdo de refinanciación firmado en marzo pasado con el Fondo Monetario Internacional busca corregir con metas de reducción de déficit primario, recorte en la asistencia monetaria al Tesoro y acumulación de reservas monetarias que suponen un desafío mayúsculo y que muchos expertos consideran de difícil cumplimiento.
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Durante su primer discurso como superministro, Massa presentó su plan de trabajo con el que buscará orden fiscal, superávit comercial, fortalecimiento de reservas y desarrollo con inclusión.
También mencionó que se reunió con el Fondo Monetario Internacional para continuar con los desembolsos previstos para Argentina, que tiene un programa por unos 44 mil millones de dólares.