Kumano, Japón. - El primer ministro Shinzo Abe visitó zonas inundadas de Japón el miércoles, mientras la cifra de víctimas fatales por el peor desastre climático en 36 años alcanzaba a 176 y la preocupación por la situación sanitaria crecía en medio de un calor abrasador y la amenaza de nuevos anegamientos.
Lluvias torrenciales desataron inundaciones y aludes la semana pasada en el oeste de Japón, llevando muerte y destrucción en particular a poblaciones construidas hace décadas cerca de laderas empinadas.
Abe, que canceló un viaje al extranjero para estar al frente de las tareas relacionadas con el desastre climático, fue criticado luego de que una foto publicada en Twitter lo mostraba junto a su ministro de Defensa en una fiesta con legisladores justo cuando las lluvias se intensificaron.
Tras observar el daño desde un helicóptero que voló sobre Okayama, una de las zonas más golpeadas, Abe visitó un atestado centro de evacuación. Su gobierno prometió el martes una suma inicial de 4.000 millones de dólares para tareas de recuperación y un presupuesto especial posteriormente si fuera necesario.
Los rescatistas enfrentaban un sol abrasador mientras rastrillaban montones de madera y barro espeso en una sombría búsqueda de cuerpos, ayudados por perros rastreadores.
Con temperaturas de 33 grados centígrados o más pronosticadas en las devastadas prefecturas de Okayama y Hiroshima, la atención se centró en prevenir el golpe de calor entre los trabajadores de rescate y en los centros de evacuación donde miles de personas buscaron refugio.
Las autoridades recurrieron a las redes sociales para advertir sobre el peligro adicional de las enfermedades transmitidas por los alimentos, instando a las personas a lavarse las manos y tomar otras medidas contra la intoxicación alimentaria.
El agua acumulada detrás de montones de escombros que bloquean los ríos también representa un peligro después de que un río crecido anegó una zona residencial de Fukuyama el lunes, lo que provocó más órdenes de evacuación.
El calor más intenso podría desencadenar más tormentas el miércoles, y las autoridades advierten que podrían producirse nuevos desprendimientos de tierra en las laderas de montañas saturadas de agua.