No al ensañamiento terapéutico, que no significa “si” a la eutanasia. El papa Francisco reiteró el punto de vista de la Iglesia, respecto a un tema sumamente delicado, que toca aspectos no solo médicos y jurídicos, sino morales.
La posición de la Iglesia sobre este problema fue precisada hace 60 años por el papa Pío XII, cuando afirmó que “no es obligatorio utilizar siempre todos los medios terapéuticos potencialmente disponibles, y que en “casos bien determinados es lícito abstenerse”. Esta posición fue reafirmada por Juan Pablo II y Benedicto XVI.
En ocasión de un convenio internacional en el Vaticano promovido por la Pontificia Academia para la vida, también Bergoglio confirmó que es “moralmente lícito” evitar el ensañamiento terapéutico, cuando el tratamiento “no es proporcionado al bien de la persona”.
A este respecto, subrayó que el mismo Catecismo de la Iglesia católica dice que “de esta manera no se quiere procurar la muerte: se acepta que no se puede impedir”. Esta diferencia de perspectiva -precisó- “restituye humanidad al acompañamiento hacia la muerte, sin abrir justificaciones a la supresión de la vida”.