Francia – Aunque no repitió la clásica fórmula de “sangre, sudor y lágrimas” que empleó Winston Churchill en la Segunda Guerra Mundial, el gobierno británico decidió recurrir a una “estrategia del apocalipsis” para abordar la fase final de las negociaciones con la Unión Europea (UE) y en previsión de un Brexit “duro” o a una ruptura brutal sin acuerdo.
Con el doble propósito de presionar a Bruselas y galvanizar a la opinión pública, la primera ministra Theresa May aconseja a la población e instituciones públicas a constituir reservas de comida, medicamentos, sangre y productos de primera necesidad. El gobierno estima necesario preparar al país para el caso extremo de que el Brexit pueda desembocar una ruptura brutal de los vínculos comerciales con la UE después del 29 de marzo de 2019, fecha prevista para el divorcio definitivo entre el Reino Unido y Europa.
La mayor parte de los alimentos y medicamentos que consume el país provienen del continente y, en caso de ruptura brutal, deberán someterse a largo procesos de control sanitarios y aduaneros en los pasos fronterizos.
“Es el mayor desafío logístico que hemos debido enfrentar en tiempos de paz", comentó Mire Sompesan, director general de la Asociación de la Industria Farmacéutica Británica (ABPI), pero se mostró escéptico sobre la eficacia de la medida.
La misma actitud mostró la asociación British Retail Consortium (BRC), que asocia a los grandes grupos distribuidores de alimentos. “No tenemos la infraestructura necesaria para almacenar productos alimentarios y en el caso de los productos frescos, es simplemente imposible", explicó un portavoz de la BRC.
Theresa May aseguró que esas medidas solo buscan "tranquilizar" a la población. Pero parte de los medios políticos estima que esas medidas traducen, por un lado, las dificultades de la primera ministra para obtener el apoyo del ala más eurófoba del Partido Conservador de conservar lazos estrechos con la UE. May supone que la perspectiva de un escenario apocalíptico podría incitar a los tories más duros a aceptar un Brexit “blando”.
Por otra parte, esos anuncios constituirán una presión suplementaria sobre Bruselas para mostrar la determinación“churchilliana” del gobierno en momentos en que las negociaciones con la UE deben entrar en una fase decisiva.
El escenario apocalíptico de caso post-Brexit figuraba en un informe preparado a pedido de David Davis, el ministro encargado para negociar la salida del Reino Unido. Pero Davis renunció el 13 de julio en desacuerdo con la línea supuestamente “conciliadora” adoptada por May.
Aunque Davis fue reemplazado por Dominic Raab, sus planes quedaron.
La hipótesis central prevé escasez de alimentos, falta de medicinas en los hospitales y el colapso del puerto de Dover, principal vía de entrada y salida de las mercancías del Reino Unido.
El peor de los tres escenarios, bautizado Armagedón, además de los inconvenientes anteriores, contempla la interrupción total del flujo de mercancías y el desabastecimiento de combustibles, lo que provocaría una situación de caos extremo.
Una reciente encuesta del instituto Ipsos MORI reveló que solo 30% de los británicos aprueba la forma en que May conduce las negociaciones con Bruselas contra 35% hace apenas un mes.
Otro sondeo de YouGov propinó un revés suplementario a May: 42% de la opinión pública es favorable a un nuevo referéndum para decidir sobre la salida o permanencia de Gran Bretaña en la UE, mientras que 40% es hostil a una segunda votación.