WASHINGTON. La presión sobre Donald Trump finalmente lo hizo dar un paso atrás en sus intentos por impedir la llegada del presidente electo, Joe Biden, a la Casa Blanca.
Ayer, en dos tuits, el presidente de Estados Unidos dijo que ya no se opone a que el gobierno y la Administración General de Servicios (GSA) ayuden al equipo de transición del demócrata, lo más cerca que ha estado de admitir su derrota en las elecciones presidenciales.
➡️ Mantente informado en nuestro canal de Google Noticias
“Quiero agradecer a Emily Murphy en GSA por su firme dedicación y lealtad a nuestro país. Ha sido acosada, amenazada y objeto de abusos -y no quiero ver que esto le pasa a ella, su familia o a empleados de GSA. Nuestro caso continúa FUERTEMENTE, seguiremos la buena lucha y creo que prevaleceremos”, tuiteó Trump.
“Sin embargo -siguió-, en el mejor interés de nuestro país, recomiendo que Emily y su equipo hagan lo necesario respecto a los protocolos iniciales, y le he dicho a mi equipo que haga lo mismo”.
El presidente ha pasado las últimas tres semanas afirmando, sin ninguna prueba, que la victoria de Biden fue el resultado de un fraude.
Murphy, que niega haber actuado bajo presión política, se había negado hasta ahora a entregar al equipo entrante los fondos que su agencia administra, pero ayer anunció antes que Trump que la GSA estaba lista para el traspaso del poder.
Este reconocimiento de la GSA era un trámite imprescindible para que Biden pueda tener acceso a recursos clave para llevar a cabo la transición para gobernar. Biden dio la bienvenida al anuncio, un paso que describió como crucial hacia “una transferencia de poder pacífica”, mientras su equipo de transición informó que en “los próximos días” empezará reuniones con los funcionarios del gobierno.
Este paso atrás de Trump se dio poco después de que el estado de Michigan, uno de los disputados en la elección, certificó como ganador a Biden, lo que redujo las opciones legales de Trump
También se dio tras el anuncio de nombramientos de Biden para su gabinete, en el que destaca la diversidad y caras conocidas de la administración de Barack Obama (2009-2017), una señal del retorno a la política tradicional de Estados Unidos.
Antony Blinken, designado secretario de Estado, fue “número dos” de esa oficina durante los dos últimos años de la presidencia de Obama, entre 2015 y 2017.
Si es confirmado por el Senado, Blinken tendrá en sus manos la gestión de los planes de Biden de volver a integrar a Estados Unidos en el Acuerdo de París contra el cambio climático, el acuerdo nuclear con Irán y la Organización Mundial de la Salud.
Alejandro Mayorkas, otro exfuncionario de Obama, fue nominado como secretario de Seguridad Nacional (DHS), lo que lo convertiría en el primer latino e inmigrante al frente de esa agencia encargada de asuntos tan delicados como la inmigración y la seguridad fronteriza.
Nacido en La Habana en 1959, Mayorkas sería jefe del DHS tras haber sido director del Servicios de Ciudadanía e Inmigración y liderar programas como la Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA).
Otro cargo de la etapa Obama es el exsecretario de Estado John Kerry, quien será el enviado presidencial para el Clima, mientras que Avril Haines, de 51 años, será directora de Inteligencia Nacional, la primera mujer en dirigir dicha entidad.
En tanto, Janet Yellen, nominada como secretaria del Tesoro por Biden, volverá a hacer historia si es confirmada en el cargo por el Senado, luego de ser la primera mujer en encabezar la Reserva Federal (Fed), el emisor más poderoso del mundo.
Te recomendamos el podcast ⬇️