Los talibanes mostraron su cautela este viernes hacia Estados Unidos al asegurar que es "muy pronto" para volver a hablar de las conversaciones de paz con Washington, pese a que el presidente estadounidense, Donald Trump, anunció ayer durante una visita sorpresa a Afganistán que habían reanudado el diálogo.
"Los talibanes quieren llegar a un acuerdo, y nos estamos reuniendo con ellos", dijo Trump durante el encuentro con su homólogo afgano, Ashraf Ghani, en una visita relámpago de tres horas y media a la base aérea estadounidense de Bagram.
El mandatario anunciaba así el reinicio de unas negociaciones que él mismo dio por "muertas" hace casi tres meses, cuando los talibanes admitieron la autoría de un atentado en Kabul que acabó con la vida de 11 personas, entre ellas un soldado estadounidense.
"No me gustó lo que hicieron al matar al soldado, era un soldado estadounidense, de Puerto Rico", recordó Trump, pero afirmó que ha decidido "mantener (el diálogo) hasta que haya un acuerdo".
El presidente, que no desveló detalles de la naturaleza de esas reuniones, subrayó también que los insurgentes están dispuestos a "un alto el fuego", algo a lo que se habían negado hasta ahora.
"Muy pronto" para el diálogo
Sin embargo, los talibanes no tardaron en reaccionar asegurando que es "muy pronto" para hablar de la reanudación del diálogo con Estados Unidos, mostrando así sus reticencias ante un nuevo proceso de negociaciones.
"Es muy pronto para hablar sobre esto (la reanudación de las conversaciones de paz)", dijo a Efe el principal portavoz talibán, Zabihullah Mujahid, al ser consultado sobre el anuncio de Trump durante su visita sorpresa a Kabul, la primera como mandatario.
"Hablaremos al respecto y lo explicaremos en el futuro", agregó el portavoz, sin precisar más detalles.
La eventual reactivación de las conversaciones llega semanas después de que se concretara el canje de tres prisioneros insurgentes en manos del Gobierno afgano, entre ellos el hijo del fundador de la facción red Haqqani, por un profesor estadounidense y otro australiano secuestrados hace tres años en Kabul.
El intercambio de prisioneros con los talibanes fue visto por la Casa Blanca como un "signo de esperanza" que hacía pensar que la guerra en Afganistán podría "concluir pronto con un acuerdo político".
Necesidad de un alto al fuego
Por su parte, el presidente afgano destacó durante su encuentro con Trump la necesidad de un alto al fuego en Afganistán.
"Ambas partes destacamos que si los talibanes son sinceros en su compromiso en alcanzar un acuerdo de paz, deben aceptar un alto el fuego", afirmó Ghani en un comunicado difundido por el Palacio Presidencial en Twitter tras la fugaz visita de Trump.
Ghani añadió que tanto él como su homólogo estadounidense subrayaron además que "para que perdure la paz, los refugios seguros para terroristas fuera de Afganistán deben ser desmantelados", en clara referencia al vecino Pakistán, al que acusa de apoyar a los insurgentes mientras atacan en territorio afgano.
En la reunión entre ambos mandatarios también se habló de "los importantes progresos hechos conjuntamente sobre el campo de batalla", en la que es la guerra más larga de Estados Unidos, que comenzó en 2001 con el derrocamiento del régimen talibán.
Así destacaron el reciente anuncio de la derrota del grupo yihadista Estado Islámico (EI) en su bastión en la provincia oriental de Nangarhar y remarcaron "el incansable esfuerzo de las fuerzas de seguridad afganas en esta lucha".
Tras el encuentro, los dos mandatarios compartieron con algunos de los casi 14 mil soldados estadounidenses desplegados en Afganistán el tradicional pavo de Acción de Gracias, festividad que se celebró ayer en Estados Unidos al tiempo que les agradecieron "sus continuos esfuerzos y sacrificios al combatir el terrorismo", según Ghani.
Estados Unidos y la formación insurgente mantuvieron durante más de un año una serie de conversaciones en Catar para tratar de poner fin a casi dos décadas de guerra en Afganistán, y recientemente se hizo público un borrador de acuerdo que preveía la retirada en 135 días de cinco mil soldados estadounidenses desplegados en la nación asiática.
La suspensión de las conversaciones por el atentado en Kabul en septiembre ocurrió poco antes de una reunión secreta en la que Trump iba a reunirse en la residencia presidencial estadounidense de Camp David con altos mandos talibanes y Ghani.