NUEVA YORK. Agotados tras trabajar largas horas durante la pandemia de covid y resentidos porque sus jefes no comparten ganancias, decenas de miles de empleados de fábricas, trabajadores de la salud y de otros servicios han estallado huelgas en todo Estados Unidos, en demanda de mayores salarios y mejores condiciones laborales.
La repentina ola de conflictividad laboral llevó a acuñar la palabra “striketober” (huelgoctubre), un neologismo adoptado en las redes sociales, y ha disparado el apoyo a los sindicatos.
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Unos 31 mil empleados del grupo de atención médica Kaiser Permanente en los estados occidentales de California y Oregón se fueron a la huelga.
En tanto, 10 mil empleados de la compañía de maquinaria agrícola John Deere están en huelga, mientras que mil 400 trabajadores abandonaron sus labores en la compañía de cereales Kellogg's el 5 de octubre. Y más de 2 mil empleados del Mercy Hospital de Buffalo, Nueva York, comenzaron una huelga en octubre.
La huelga de Kellogg's siguió a otro paro en julio de 600 trabajadores de la fábrica de bocadillos Frito-Lay, subsidiaria de PepsiCo, en Kansas.
“Las empresas están obteniendo más ganancias que nunca, y los trabajadores están siendo presionados a trabajar más duro que nunca, a veces arriesgando sus vidas para volver a trabajar en el contexto del Covid”, dijo Kate Bronfenbrenner, especialista en temas sindicales y laborales en la Universidad de Cornell, NY.
“Los trabajadores están en huelga para conseguir un mejor trato y una vida mejor”, dijo la semana pasada Liz Shuler, presidenta de la AFL-CIO, la mayor federación sindical del país, en una conferencia periodística de la SABEW.
“La pandemia ha puesto al descubierto las desigualdades de nuestro sistema y los trabajadores se niegan a volver a trabajos de mierda que ponen en riesgo su salud”, añadió.
La afiliación a los sindicatos ha ido disminuyendo de forma constante en las últimas décadas, cayendo a menos del 11 por ciento de los estadounidenses con empleo en 2020 desde el 20 por ciento en 1983, según la Oficina de Estadísticas Laborales de Estados Unidos.
Sin embargo, el 68 por ciento de los estadounidenses aprueban ahora los sindicatos, la proporción más alta desde 1965, según una encuesta de Gallup realizada en agosto, y sube a casi 78 por ciento para los que tienen entre 18 y 29 años.
Los activistas sindicales se quejan de que, aunque muchos de sus miembros fueron considerados esenciales durante la crisis del Covid-19, eso no se ha reflejado en el trato que reciben de los empresarios. Con un gobierno en la Casa Blanca que consideran comprensivo y un mercado laboral en el que hubo un récord de renuncias en agosto, los sindicatos están dispuestos a poner a prueba la determinación de las empresas.
“Hemos entrado en una nueva era en las relaciones laborales”, dijo Harley Shaiken, académico en la Universidad de California Berkeley, especialista en son trabajo, tecnología y producción global. “Los trabajadores sienten que están al volante y que hay mucho terreno perdido que recuperar”.
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