La Unión Europea (UE) lanzó una severa advertencia al presidente estadounidense Donald Trump sobre el riesgo para la paz que representa el anunciado traslado de la embajada de Estados Unidos a Jerusalén.
La jefa de la diplomacia europea, Federica Mogherini, pidió a Estados Unidos que se abstenga de interferir en el status de Jerusalén, lo que pondría en riesgo la viabilidad del proceso de paz entre Israel y la Autoridad Nacional Palestina. Mogherini reiteró el apoyo de la UE a una solución pacífica centrada en la creación de dos Estados (israelí y palestino) con Jerusalén como capital compartida.
“Debemos recurrir a la negociación para hallar una forma de solucionar el status de Jerusalén como futura capital de ambos Estados, a fin de atender a las aspiraciones de ambos lados”, precisó Mogherini al recibir en Bruselas al secretario de Estado norteamericano, Rex Tillerson.
Trump anunciará hoy si traslada la misión diplomática de Tel Aviv a Jerusalén, como prometió en la campaña, iniciativa que significaría el reconocimiento de facto de la ciudad santa como capital “eterna e indivisible” del Estado de Israel.
También el presidente francés Emmanuel Macron expresó su preocupación ante el proyecto de Trump. “El status de Jerusalén debe ser resuelto en el marco de negociaciones de paz entre israelíes y palestinos”.
Advertencias similares fueron lanzadas por el presidente turco Recep Tayyip Erdogan, quien señaló que el estatuto de Jerusalén es una “línea roja para los musulmanes” y amenazó con romper los vínculos diplomáticos de Turquía con Israel.
La diplomacia israelí respondió que, a pesar de lo que piensa Erdogan, Jerusalén “es la capital del pueblo judío desde hace tres mil años y la capital de Israel desde hace 70 años”.
Las reacciones más fuertes provinieron, como era previsible, del mundo musulmán. El secretario general de la Liga Árabe, Ahmed Abul Gheit, decidió reunir su organización ante el “peligro de esta cuestión […] y sus posibles consecuencias negativas para la región árabe e islámica”.
El presidente norteamericano comunicó sus intenciones en diálogos telefónicos que mantuvo por separado con el líder palestino Mahmud Abbas y el con rey Abdallah II de Jordania.
Poco después Abbas exhortó al papa Francisco a intervenir contra el traslado de la embajada y también inició una rueda de contactos con el líder ruso Vladimir Putin, el rey Mohammed VI de Marruecos y otros dirigentes árabes.
Nabil Chaath, alto consejero Abbas, advirtió a su vez que -si se concreta esa decisión- “ya no aceptaremos la mediación de Estados Unidos ni la mediación de Trump. Será el final del papel desempeñado por los estadounidenses en ese proceso”.
Arabia Saudita también previno a Trump contra el riesgo de desatar la “cólera de los musulmanes”.
Por su parte, Saeb Erakat, secretario general de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), señaló que el cambio de la embajada estadounidense a Jerusalén “provocará un desastre”.
El estallido de incidentes dentro de Jerusalén -ciudad santa para las tres religiones monoteístas- podría desencadenar una ola de violencia que haría volar en astillas los esfuerzos de paz y desencadenaría un proceso de imprevisibles consecuencias para la región.