Ciudad del Vaticano. - La diplomacia vaticana sigue moviéndose con discreción para contribuir en la búsqueda de una solución de la crisis de Venezuela. En este contexto se enmarca la visita al Vaticano de una delegación enviada por el presidente “encargado” Juan Guaidó, recibida este lunes por el arzobispo Edgar Pena Parra, también él venezolano, sustituto de la Secretaria de Estado y “número tres” de la Santa Sede.
La cautela del Vaticano se confirma con el hecho que la delegación no fue recibida por el Secretario de Estado, cardenal Pietro Parolin (“primer ministro” del Papa) y mucho menos por el Papa Francisco, ya que una audiencia podía ser interpretada, e instrumentalizada, como una gentileza “particular” a Guaidó en este momento en el que el Estado apostólico ha optado por una “neutralidad positiva”.
En este contexto, no trascendió ninguna información sobre la reunión, en la que participaron, por parte venezolana el presidente de la Comisión de Asuntos Exteriores de la Asamblea Nacional, Francisco Sucre, el representante europeo para la ayuda humanitaria y presidente de la ONG “Un mundo sin mordaza”, y Gabriel Gallo, dirigente regional de “Voluntad Popular” en el Estado de Yaracui.
Sin dar detalles sobre los temas tratados, el vocero interino del Vaticano, Alessandro Gisotti, difundió un comunicado en el cual se precisa que “ha sido reiterada la cercanía del Santo Padre al pueblo venezolano, principalmente a aquellos que sufren”. Y se “subrayo la profunda preocupación que se encuentre urgentemente una solución justa y pacífica para poder superar la crisis, en el respeto de los derechos humanos y buscando el bien de todos los habitantes del país, evitando un derramamiento de sangre”.
Francisco que recibió una carta de Nicolas Maduro en la que le pide ayuda para dialogar con Guaidó, se declaró dispuesto a mediar, pero solo si las dos partes se lo solicitan explícitamente.
La delegación venezolana fue recibida, también a nombre del jefe del gobierno italiano Giuseppe Conte, por el ministro italiano de relaciones exteriores, Enzo Moavero Milanesi, y después con el vice-primer ministro y ministro del interior italiano, Matteo Salvini. La intención era ejercer presión para que Italia modifique oficialmente su posición “neutral”, y se agregue a la gran mayoría de los países de la Unión Europea (UE) que han reconocido a Guaidó y sobre todo han pedido elecciones libres.
A nivel personal, Salvini ya se declaró totalmente contrario “al dictador Maduro” y en favor de Guaidó.