ACULTZINGO, Ver.- “Acultzingo no es malo, lo que lo hace malo es la gente que viene de fuera”, asegura enfática María. A 32 kilómetros del municipio de Orizaba, en la cabecera municipal de Acultzingo, la vida se desarrolla de manera normal. Es un día en la escuela primaria Rafael Delgado y en cuanto suena la campana los niños despavoridos corren hacia el parque central.
Unos se tiran al suelo a jugar tazos, otros intentan convencer a su mamá de comprarles frituras de harina y otros más se alejan caminando para disfrutar de una tarde libre. Sólo los alumnos de sexto año se quedan unos minutos más juntos, intentando retrasar la inminente despedida.
Cargando en los brazos a un bebé, María espera con paciencia a su hijo mayor que se niega a irse sin terminar el juego que tenía con el grupo de amigos con los que acaba de concluir el tercer año. Para ella, la vida del pueblo sí ha sufrido cambios en los últimos meses, sin embargo, enfatiza que los hechos delincuenciales son cometidos por gente extraña que ha ingresado a sembrar el terror. “El problema no es de acá, sino que vienen de fuera a hacer los problemas. Aquí nosotros siempre hemos estado calmados, pero nos traen el desastre acá”, señaló.
Sin perder de vista a su hijo asegura que hay gente de otros municipios que circula por la carretera federal y que es ahí donde se han dado “esas cosas” que han causado terror entre la población. Las “cosas” a las que se refiere María han sido hechos de violencia que desde hace unos meses han puesto el nombre de Acultzingo en la mira nacional, el más grave de ellos ocurrido el pasado 28 de junio cuando un grupo de personas armadas privaron de su libertad a Silvestre L., de 65 años de edad. Tras este hecho, civiles denominados autodefensas asesinaron a un supuesto plagiario sobre la carretera federal.
Eso fue de día y se oyó muy feo, serían como a las nueve y estábamos todos trabajando bien normal, cuando empezó todo. La gente corrió por todos lados, mucha entró a la iglesia o a las casas de todos”, dijo mientras señalaba la iglesia. “Pero desde entonces las cosas ya han estado un poco más calmadas
SE CONOCE POR “COSAS MALAS”
Decenas de mototaxis circulan en ambos lados de la carretera que une a Orizaba con Tehuacán y que pasa por el medio del pueblo. Basta con detenerse unos minutos pasa observar el paso de patrullas con policías a bordo. A unos pasos de la carretera, una mujer de unos 40 años atiende un pequeño negocio.
Sin dar su nombre recuerda el viernes 28 de junio todo amaneció normal, pero que en el transcurso de la mañana hombres armados comenzaron a circular y eso aterró a los habitantes, quienes se atrincheraron en sus casas durante varias horas. Desde el encierro escucharon varios disparos y fue hasta horas después que se enteraron del enfrentamiento que dejó como saldo a un hombre muerto. “Aquí cerramos el negocio y la mayoría cerró y se fue a sus casas. Después ya todo el mundo hablaba de eso que pasó”, dijo.
La comerciante señaló que lo que se supo después es que era gente de otras localidades la que bajó armada y a bordo de camionetas, y aclaró que nadie del pueblo se atribuyó el crimen. Por ello, la mujer descartó que existan grupos de “autodefensas” o “guardias comunitarios”, aunque reconoce que sí hay personas que han comenzado a tomar medidas, como tener algo con qué defenderse en su casa.
Yo no sé de dónde hayan sido, la verdad, pero no es que la gente salga a vigilar armada ni que haya autodefensas que yo sepa. Y pues aquí la policía, vemos las patrullas y la gente, la cosa es que no hacen nada cuando pasan cosas como esas
Ubicado en la región conocida como Grandes Montañas, el municipio de Acultzingo se encuentra flanqueado por enormes cerros llenos de árboles. En medio del paisaje destaca uno de los cerros que hace unas semanas sufrió un voraz incendio que lo dejó devastado. “Primero fue el incendio ese que acabó con el cerro, luego vino la barrancada, porque el agua se dejó venir desde arriba y sepultó las casas, y ahora lo de los balazos, la cosa es que siempre Acultzingo se conoce por cosas malas”, señala con tristeza Ramón.
Sentado mientras espera que su hijo realice un trámite en el Ayuntamiento, el adulto mayor lamentó que la violencia haya llegado hasta el tranquilo poblado. Indicó que muchas personas incluso han comenzado a irse a buscar trabajo a otros lugares por el temor ante los hechos de violencia que se han registrado en la carretera federal que conecta a decenas de localidades de los estados de Puebla y Veracruz. “Se están viendo cosas que antes no pasaban, pero no es la gente de aquí, son los que pasan por la carretera y que vienen de los dos lados, la cosa es que nadie los controla”.
SIN MIEDO A ‘ESA GENTE’
Cientos de banderines de colores adornan las calles principales de la cabecera. Un letrero gigante anuncia a locales y turistas que Acultzingo está de fiesta. En la iglesia principal, una bandera blanca ondea con el aire como símbolo de la paz que quieren los habitantes de este municipio.
Las celebraciones religiosas empezaron desde junio con la primera Novena de San Juan Bautista se unirán con los espectáculos artísticos y culturales en honor al señor de la Expiración. “Vivamos nuestras fiestas con alegría y paz en el corazón”, se lee en una manta que da cuenta de las actividades a realizar en casi dos meses de fiesta.
Y es que en este lugar se celebra primero a San Juan Bautista, santo cuyo nombre lleva la iglesia principal, del 15 al 30 de junio, y días después comienzan las fiestas del Señor de la Expiración, que concluyen en este mes.
Entrevistada mientras barría la iglesia, Carolina aseguró que a pesar del temor y la zozobra con la que han vivido los últimos meses, la población no abandonó la celebración religiosa en torno a San Juan Bautista y que en unos días más celebrarán por todo lo alto su tradicional fiesta patronal en honor al señor de la Expiración.
Reconoció que de haberse suspendido las festividades religiosas en Acultzingo hubiera sido para ellos una especie de rendición ante la violencia que les llega desde otros municipios. “Si nosotros decidimos ya no hacer nada, entonces ‘esa’ gente más se mete al pueblo porque pensaría que le tenemos miedo. No tenemos por qué tenerle miedo porque nosotros estamos bien y tranquilos aquí”, señaló.
Sin embargo, la noche del domingo mientras se realizaban las actividades de la Fiesta Patronal en honor a San Juan Bautista una balacera en la carretera asustó a los habitantes, quienes se vieron obligados a refugiarse en sus casas. “A mí me dio harto miedo y me fui corriendo (…) El resto de la fiesta estuvo tranquila y lo que se oye es en la carretera”, reiteró.
Falta poco para que comiencen las verbenas y bailes populares en la tradicional feria y Carolina se muestra confiada en que la fe de los habitantes sea más grande que las malas intenciones de los delincuentes. Para la mujer que llegó a este municipio a vivir hace 40 años, la violencia es sólo un oscuro pasaje que pronto pasará. “Ve esa bandera blanca allá arriba, pues es para nosotros un símbolo. No vamos a dejar que la maldad se instale aquí, estoy segura que va a venir de paso como la gente mala que llega” y concluye: así lo va a querer Dios.