Xalapa, Ver.- El amor romántico funciona como una droga. El contacto con la persona amada hace que el cerebro produzca altas dopamina y oxitocina que nos hacen sentir eufóricos. Es por eso que cuando rompemos con el ser amado, cuando nos dejan o cuando todo se termina, enfrentamos un proceso similar al que enfrenta un adicto a cualquier otra droga: sufrimos el síndrome de abstinencia.
Genaro Coria Ávila, integrante del Centro de Investigaciones Cerebrales de la Universidad Veracruzana (UV), explica que el cerebro tiene alrededor de 300 neuroquímicos diferentes de los cuales hay 10 o 15 que son los más populares y de los que se tiene mayor información. De entre estas sustancias, hay dos en específico que están estrechamente ligadas con los tipos de droga que existen y que la gente utiliza para cambiar sus estados de conciencia: las que actúan sobre el sistema de dopamina y los que actúan sobre el sistema de opioides.
Mientras que la dopamina es activada por las anfetaminas y la cocaína, los opioides son activados por la morfina o la heroína. Ambos son activados por el amor
Por eso, alguien que haya consumido alguna de estas drogas experimentará arranques súbitos de euforia, felicidad y la sensación de que se come el mundo. Casi igual a alguien que está enamorado. Si después de unas cuantas repeticiones, a la persona que se hizo adicto a las drogas o al amor de otra persona le quitas de manera repentina estos estímulos ambos enfrentarán lo que conocemos como síndrome de abstinencia.
Este síndrome es, esencialmente, tu sistema químico cerebral diciéndote “me acostumbraste a actuar de una manera más exagerada y ahora que no lo tengo” y es ahí cuando viene el bajón. “Lo mismo pasa con el enamorado, quítale los sustratos a los que estaba acostumbrado y lo que vas a tener es un cerebro funcionando en números rojos: Eso es lo que causa sensaciones similares al síndrome de abstinencia”, detalla el científico.
NO EL CORAZÓN, SINO EL CEREBRO QUE NECESITA SANAR
“Me basta, con un poco de tu amor. Con lo que tengas guardado. Con lo que hayas olvidado. Con eso me quedo yo”, cantó José José. La canción, autoría de Rafael Pérez Botija, sirve para ilustrar a la perfección lo que el cerebro enamorado siente al dejar de recibir los sustratos neuroquímicos a los que estaba acostumbrado: desesperación.
Así, la ciencia explica que cuando dejan de llegar al sistema las altas dosis de dopamina que se tenían estando enamorado, el cerebro da la orden de hacer “lo que tengas que hacer” para compensar la situación de malestar.
Es por eso que la persona que enfrenta una ruptura buscará cualquier forma de reencontrarse con su pareja, verla o escucharla para volver a recibir el sustrato neuroquímico activado. “Cuando tú le explicas eso a alguien que está en el desamor entendería que es verdad lo que le está pasando y que está actuando como un adicto”, señala Coria Ávila.
Por eso, al igual que sucede con cualquier otra adicción, la única manera de superar el desamor es a través de un periodo de desintoxicación que le permita al cerebro sentirse bien otra vez con la nueva dosis de neuroquímicos.
El especialista lo explica de la siguiente forma: “estamos hablando de neuronas que estaban reconectadas, una alimentando a la otra con neuroquímicos y de repente le quitaste ese sustrato químico. Así que debes darle el tiempo necesario para que se vuelvan a acomodar”, expone.
Por ello, entender la parte del amor nos ayudaría a entender por qué nos motiva tanto cuando estamos en esa fase y por qué hacemos locuras pero a su vez, entender el desamor y los procesos que el cerebro enfrenta cuando la persona amada se aleja podría ayudar a entender los mecanismos de la adicción a sustancias que causan tanto daño.
Cuando pensamos en lo difícil que es salir de una adicción a las anfetaminas, la cocaína, la morfina o la heroína tenemos que entender un poco al enamorado, lo difícil que es dejar al ser amado. Prácticamente entendiendo al cerebro enamorado podremos entender muchas adicciones en el mundo
DESAMOR DUELE Y DURA 6 MESES EN SUPERARSE
Lo que se siente tras una ruptura amorosa puede traducirse en dolor no solo emocional sino físico, asegura el neurocientífico, quien reconoce que lo que siente la persona que acaba de ser “dejado” tiene una explicación científica. “El desamor puede somatizarse y reflejarse de forma física, con malestar físico real. Un nudo en la garganta, dolor en el pecho, ganas de llorar”, asegura.
La explicación tras estos dolores es que nuestro cerebro tiene una parte llamada cíngulo, que es una porción de la corteza que forma parte del sistema límbico que a su vez controla las emociones. El cíngulo funciona de manera muy eficiente. Así, mientras que este reciba el coctel de sustratos neuroquímicos activados que llamamos “amor”, hará que se activen las emociones que te hacen bien.
Sin embargo, cuando el ser amado se va, se muere o te deja, esa inactividad de la corteza del cíngulo se representa como dolor. Dolor físico y emocional. “Muchos de los actos desesperados que hacemos durante la etapa del desamor corresponden a querer compensar ese dolor que sentimos”, asegura Coria Ávila.
Así, un cerebro roto es como cualquier otro dolor y llevará tiempo aliviarlo. Pero, cuánto es el tiempo que esperar para que se alivie el dolor. El científico de la Universidad Veracruzana asegura que para esto, la ciencia también tiene la respuesta: 6 meses.
Y es que, se tienen pruebas de que muchos de los cambios plásticos en el cerebro que te hacen pasar de una situación de adicción o aprendizaje fijo a que ya no lo tengas, son superados en medio año. “Espera seis meses, sufre y aprende la lección. De eso se trata”, concluye.