Los gigantes del invierno o ejemplares de ballena gris científicamente conocidos como Eschrichtius robustus, tienen una misión anual. Llegar a costas de la península de Baja California para pasar el invierno en las aguas que les acogen, ideales para dar a luz o bien para realizar su apareamiento.
Este año han llegado cumpliendo con su travesía colosal en una ruta ancestral de generaciones incontables que les han marcado desde el Estrecho de Bering hasta estas tierras en un camino superior a los 12 mil kilómetros, uno de los procesos migratorios más largos que tiene el mundo animal.
En familias estos gigantes despiertan un interés por turistas locales e internacionales que a partir de estas épocas ya empiezan a fijar sus fechas para conocer a los cetáceos más imponentes de estas aguas, verlos brincar sobre el agua y proteger a sus ballenatos, pequeñas ballenas que de nacimiento han elegido estas costas como las idóneas para retozar mientras su familia los cuida.
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