MATAMOROS. Hace 11 años, cuatro integrantes de una familia desaparecieron mientras viajaban en carreteras de Tamaulipas y una línea de investigación los vincula con el predio de La Bartolina, considerado el campo de exterminio del crimen organizado más grande del país, pues ahí se encontró media tonelada de restos óseos humanos.
Sus seres queridos los buscan diariamente en ese campo de exterminio, entre el miedo y los matorrales. La lealtad es lo único que los mantiene.
“Son más de 11 años que se han convertido en una eternidad, hay veces que pierdes la esperanza de encontrarlos, son sentimientos encontrados. Le pido a Dios que los encontremos a todos, sin embargo, tengo miedo de que no me alcance la vida”, dijo a El Sol de Tampico una mujer buscadora que prefirió mantenerse en el anonimato por temor a represalias, misma que busca desde hace más de una década a sus dos hijos, hermano y cuñada.
"Desaparecieron hace 11 años"
“Si no encontramos a los nuestros que se encuentren a los de las demás personas que buscan a sus hijos, sus esposas, sus hermanos y sus padres”, agregó la mujer.
El 20 de diciembre de 2011 la tragedia llegó a esa familia de origen tamaulipeco con el recrudecimiento de la violencia en el estado. Guillermo; María del Piedad, de 45 años; Osiel Iván, de 30; y Darynell, de 16, desaparecieron cuando viajaban en el trayecto carretero Matamoros-Valle Hermoso.
El Sol de México publicó el pasado 24 de enero que desaparecieron 164 personas en carreteras de Tamaulipas entre octubre de 2016 y mayo de 2021, de acuerdo con datos de la Fiscalía estatal.
El calvario de esta familia ocurrió mucho antes de que se reconociera la desaparición forzada y no había instituciones encargadas de apoyar a las víctimas del delito.
“Buscamos a mi hermano, su esposa y a mis dos hijos desde el 20 de diciembre de 2012. En su momento no había a donde recurrir, no había ni siquiera Ministerio Público, estaba la Marina, los reportamos de inmediato”, recordó la mujer quien señaló que fue hasta 2016 cuando el caso fue atendido por la entonces Procuraduría General de la República (PGR), lo que dio paso a que se abriera una línea de investigación con el campo de exterminio La Bartolina.
En 2021, la representante del colectivo Diez de Marzo, Delia Quiroa, grabó un video donde le pidió permiso a la delincuencia organizada para buscar en este lugar.
Aunque no hubo una respuesta expresa, en agosto de ese año se realizó una búsqueda ciudadana, lo que posteriormente derivó en que la Fiscalía General de la República (FGR) realizará una diligencia permanente, misma que se reactivó el pasado lunes.
"Si no encontramos a los nuestros que se encuentren a los de las demás"
En medio de ese lugar, que además de infundir miedo es agreste, caluroso y húmedo, se encuentra esa familia de buscadores que, pese al dolor de la ausencia de cuatro valiosos de sus integrantes, son educados y amables. A quienes se les acercan les ofrecen un banco provisional o comparten sus papás.
“Se están haciendo las cosas, se está trabajando, antes eran dos búsquedas por año. Nosotros queremos saber dónde están. Todo ocurrió cuando se desató la violencia”, dijo la hija de una de las víctimas.
La hija de María de la Piedad explicó que cada día que concluyen los trabajos de búsqueda, el personal de la FGR les muestra lo que se encontró, lo que a veces les devuelve la esperanza.
“Hoy en día nos da gusto, vamos a decirlo así cuando sacan un fragmento en buenas condiciones, hay esperanza de que saquen un buen perfil —genético— hay veces que sacan algo muy pequeño, sabes los que es, pero vas a sacar un perfil”, comentó.
Para entretenerse y disminuir la ansiedad de la espera, la mamá de Osiel Iván y Darynell, quien siempre está acompañada de su esposo, optó por aprender a bordar.
“Los días de cumpleaños son muy duros, un día que estaba aquí en la búsqueda y que coincidió con el cumpleaños de uno de mis niños, empecé a bordar en una servilleta con su pastel y ahí la llevó, estoy aprendiendo a usar la aguja mágica”.
Mientras mostraba los avances de su bordado, la mujer y activista aseguró que no puede faltar a un día de diligencia, puesto que es la manera de seguir defendiendo a su familia.
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“Ellos no tenían culpa de nada, no andaban en nada malo, por eso tenemos que buscar a mis hijos, a mi hermano y a mi cuñada. Esas personas -los criminales- no tienen límite, andaban por todos lados y la forma que ellos tenían para desaparecerlos es terrible por eso estar aquí no es fácil”, señaló.