Muchos japoneses llegaron casi obligados por las empresas en las que trabajan para abrir sucursales o capacitar a personal sobre la filosofía laboral de su país, pero muchos también decidieron aprovechar la oportunidad que les dieron de quedarse y hacer de Guanajuato su hogar.
Se trata de la comunidad japonesa, que ha encontrado aquí su segunda casa y en donde muchos decidieron quedarse a vivir, incluso para hacer familia con mujeres u hombres del estado.
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Con más de diez años viviendo en Guanajuato, Tachikawa Yuzo es uno de los dos mil 462 japoneses que viven en el estado, de acuerdo con datos de la Secretaría de Desarrollo Económico Sustentable.
Nació en Tokio y llegó a Guanajuato muy joven, cuando fue envido por una automotriz a capacitar y a brindar los conocimientos y la filosofía de la fábrica a los integrantes del equipo que se conformó en el estado, pues para las fábricas es importante no sólo que adopten cualidades de la cultura nipona en el plano laboral, sino también en el plano personal para cambiar su filosofía de vida.
Al principio le costó trabajo adaptarse a la realidad mexicana, desde la comida hasta tener que cambiar sus hábitos, como dejar de cargar objetos de valor o dejar cosas en los vehículos para no ser cristaleados.
Sin embargo, una vez que se adaptó, para Tachikawa Yuzo vivir en Guanajuato le ha resultado muy cómodo, pues la comida fue algo que le gustó desde un principio, así como los paisajes y sitios de esparcimiento que ofrece el estado.
“Yo veo a la gente mexicana disfrutando de la vida y también quiero hacer eso”, dijo en entrevista con Organización Editorial Mexicana.
Aunque el tema de la inseguridad por la que atraviesa el estado le ha obligado a ser más reservado prefiere no salir a algún lado por las noches, una vez que se adaptó a eso el estado le resultó cómodo. “Básicamente es muy cómodo para mí vivir y disfrutar de aquí, pues la cerveza es muy buena, puedo salir por las tardes y hacer ejercicio todas las semanas. La comida es deliciosa, aunque a veces muy picosa para mí, sin embargo, algo que sí es cierto es que hay veces que me da miedo salir de noche a algún lugar, porque no sé dónde es peligroso, pero hay más cosas positivas y eso se puede solucionar”, narra.
Tachikawa Yuzo confesó que aunque sí extraña su tierra natal y a su familia, es muy complicado verlos seguido o traerlos debido a la lejanía y el cambio de vida radical, pero si tuviera la oportunidad, lo haría para que conozcan lo que él ha visto de positivo en el estado.
El cuatro de enero de 2016, el gobierno de Japón abrió en León un consulado y durante el primer año ya había tramitado 32 actas de nacimiento y 27 de ellas fueron hechas por mujeres japonesas que tuvieron hijos con un mexicano.
Y es que la dinámica que los japoneses habían experimentado en otros países en donde abrían fábricas era que enviaban a sus misiones de apertura, que incluían a directivos, capacitadores y formadores, quienes después de un tiempo y tras haber formado a sus personas de confianza, se iban a otro país a abrir otra empresa; sin embargo, quienes llegaron a Guanajuato decidieron quedarse, al grado de que en Irapuato está siendo construido un fraccionamiento exclusivo para japoneses.
Además de que hay una escuela en donde estudian los hijos de nipones de Celaya, Salamanca, León, Irapuato e incluso de Querétaro, para si eventualmente quieren volver a su país puedan retomar sus estudios en el nivel que cursaron en Guanajuato, aunque ya ha habido casos en que los estudios de Japón han sido revalidados en el estado, pues decidieron quedarse en territorio guanajuatense, en donde decidieron echar raíces y adoptar el ADN mexicano.