PUEBLA. Migrantes varados en Puebla están en situación precaria al no contar con documentos que les permita trabajar, lo que provoca que ganen menos de un salario mínimo o no tengan acceso a servicios de salud. La mayoría reside en refugios mientras su proceso de regularización avanza.
Pese a que en los refugios se les conecta con pequeños empresarios para que puedan laborar, el dinero que ganan los migrantes sólo les alcanza para sobrevivir ya que, en algunos casos, por no tener papeles les dan menos del salario mínimo.
Puebla es un estado de paso para migrantes que buscan llegar hasta Estados Unidos, aunque también se convirtió en un lugar de destino para buscar refugio a través de Tarjetas de Visitantes por Razones Humanitarias (TVRH).
El año pasado, tres mil 70 extranjeros indocumentados recibieron asilo, un repunte de mil 644 por ciento de las solicitudes otorgadas en 2018.
Dyron es un cubano de 32 años que llegó a Puebla en enero de 2022 con la finalidad de desempeñarse como médico, profesión que cursó en su país de origen, sin embargo, hasta el momento no lo ha podido lograr pues primero tiene que legalizar su estancia en el país.
“Vine a México con la intención de quedarme a vivir; tengo el propósito de ejercer como médico, no obstante, primero debo legalizarme y lo mismo tiene que pasar con mis títulos en mi país y después hacerlo aquí. Ahora los trámites van lentos y creo que va para largo”, relató.
Si bien el tiempo estimado para entregar una TVRH es de 20 días, este plazo no se cumple e incluso puede demorar más de 90 días debido a la demanda de documentos que se solicitan.
Las tarjetas tienen vigencia de un año y les permite transitar de manera legal por el país sin temor de ser detenidos, trabajar formalmente, además de que garantiza sus derechos, de acuerdo con Blanca Laura Cordero Díaz, coordinadora del Seminario Fronteras, Migraciones y Subjetividades del Instituto de Ciencias Sociales (ICSyH) de la BUAP.
El sueño de conseguir asilo en el estado y poder desempeñarse como doctor en algún nosocomio mantiene a Dyron en pie, pese a que el panorama se torna desalentador. “Como eres migrante, muchos se aprovechan para darte un salario hasta por debajo del mínimo con el argumento de que no tenemos papeles. Sin duda a nosotros nos afectan, no alcanza ni para las necesidades básicas”.
Actualmente, Dyron se desempeña como voluntario en la Cruz Roja y, aunque no recibe una remuneración económica, dijo que esa actividad lo mantiene enfocado en su meta.
Calix tiene 57 años y es nicaragüense también sufre por no contar con documentos migratorios. Desde diciembre del año pasado salió de su país junto con su hijo adolescente. Llegaron a Puebla con la intención de trabajar y enviar dinero a su esposa y otros 12 hijos que se quedaron en Nicaragua, no obstante, esto no ha sido posible ya que el dinero que logra obtener con pequeños trabajos lo usa para necesidades diarias.
En enero inició su trámite para obtener una tarjeta por razones humanitarias y así regular su estancia y la de su hijo en el país. Al igual que Dayron, aún se mantiene en la espera de que se la entreguen.
“El tiempo que llevo aquí he trabajo como albañil, plomero, herrero, mecánico, que me permite tener una remuneración económica para usarlo en nuestras necesidades básicas. Definitivamente lo que nos está atrasando es nuestro papel migratorio. Si nosotros lo tuviéramos podríamos tener un buen trabajo con un salario diario para lograr mis objetivos, pero migración nos tiene retenidos”, comentó.
Por otro lado está Emilio, un colombiano que desde su corta edad radicó en Venezuela pero, debido a los conflictos sociales y económicos de ese país decidió salir y viajar a México, en específico al municipio de Puebla.
A su arribo a la Angelópolis decidió autoemplearse después de recibir rotundos “no” en diversos trabajos por no contar con documento de legalización.
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“Busqué trabajo pero recibí varios no porque tenían temor de ser clausurados o tener problemas por emplear a un ilegal. Estoy esperando mi documentación para poder ganar más dinero y tener un establecimiento para poder vender esta bebida”, comentó Emilio, quien espera renovar su TVRH.
RECOMENDACIONES, EL SALVAVIDAS DE MIGRANTES
Claudia Espinoza, representante de la fundación No soy delincuente, soy migrante, un espacio que da refugio y capacitación a extranjeros en su paso por Puebla, califica como “salvavidas” las recomendaciones que asociaciones dirigen a pequeños locales para que migrantes puedan emplearse mientras se encuentran en trámites legales.
“La mayoría de fundaciones que apoyan a este sector de la población damos cartas de recomendación para que puedan ser contratados con algún negocio, mientras están en el proceso de regularización. Hay que reconocer que los patrones se sienten intimidados porque no saben si tienen legal estancia o no”, dijo.