Con solo 5 por ciento de probabilidad de vida, y en contra de todo diagnóstico médico, Óscar y su familia se aferraron a una esperanza; con fe más el apoyo de los doctores y la ayuda de cientos de personas, el joven de 29 años logró sobrevivir a las heridas que le provocó una carambola de 21 vehículos en Periférico Ecológico y 24 Sur, en Puebla, el 30 de mayo de 2022.
A un año del accidente durante el cual el hombre cayó desde 15 metros de altura, el joven agradece esta nueva oportunidad de vida pues incluso logró salir de un coma inducido y hoy puede compartir su testimonio.
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Como buen amante de las motocicletas, Óscar Reyes Olguín solía andar y transportarse en un vehículo de dos ruedas; la tarde del 30 de mayo salió de su trabajo en una oficina dedicada a la venta de bienes raíces en la colonia Balcones del Sur, pero al dirigirse a casa en la colonia Bosques de Santa Anita, la intensa lluvia provocó una carambola de 21 vehículos en Periférico Ecológico y 24 Sur.
El joven quedó en medio de las unidades y tras el impacto de algunos de los vehículos, salió proyectado 15 metros hacia la lateral del Periférico Ecológico; una persona más murió y diez resultaron heridas, entre ellas Óscar, quien fue el más grave.
Después de ser trasladado al Hospital Betania, a donde llegó politraumatizado, con golpes en la cabeza y derivado de ello con el cerebro inflamado, además de neumonía y edema pulmonar, tuvo que ser inducido a coma; para entonces, la cuenta del hospital ya ascendía a los 300 mil pesos.
En entrevista para El Sol de Puebla, desde la sala de su casa y acompañado de su madre, su hermana y uno de sus mejores amigos que también lo ha acompañado en todo su proceso de recuperación.
Óscar narró que no recuerda nada sobre el día del accidente, la información con la que cuenta es la que sus familiares le han proporcionado ya que tras haber sido inducido al coma y tiempo después haber recobrado la conciencia, se le borraron los recuerdos de la semana en la que sufrió el hecho de tránsito.
“De verdad que yo no recuerdo nada de esa semana, ni cómo fue la mecánica del accidente. El despertar del coma no es como lo pasan en la televisión que despiertas y ya, como si nada hubiera pasado, no, yo despertaba unos 30 segundos y me volvía a dormir por varias horas, fue hasta el 4 de julio del mismo año cuando por fin me dieron de alta para seguir mi rehabilitación en casa”, compartió el entrevistado.
Sin embargo, ya en su domicilio, con la mitad de movilidad en el cuerpo, el joven requirió del apoyo de una fisioterapeuta, pero también de su familia, pues estuvo con pañal, en cama, en silla de ruedas y entubado bajo una dieta estricta de alimentos líquidos.
La sola idea de ver así a Óscar y de que este pudiera quedar de esta forma toda la vida, pues no había muchas esperanzas de que volviera a caminar o moverse al cien por ciento, le rompió el corazón a su hermana Yamileth y a su madre, quienes, dicen, todo el tiempo oraron y pidieron mucho a Dios para que el joven no cayera en depresión y se diera por vencido.
“Es algo tan doloroso, tan horrible, el escuchar las pocas esperanzas de vida que los doctores le daban a mi hijo, fue muy difícil, pero siempre lo alentamos a seguir adelante y hoy lo tenemos con nosotros gracias a Dios y a toda la gente que nos ayudó”, compartió la madre del joven.
Aunque las cuentas se acumularon y en cierto momento no sabían cómo iban a pagarlas, la solidaridad de la gente se hizo presente una vez que el caso se dio a conocer en medios de comunicación y redes sociales, pues donativos, rodadas de motociclistas con causa, y gente que ofreció sus servicios de estética, aparatos electrónicos, entre otras cosas para que la familia de Óscar organizara una rifa y con ello siguiera juntando dinero para sacar adelante al joven, empezaron a reunirse.
Yamileth no olvida toda la ayuda de cientos de personas que de buen corazón, les donaba desde unos cuantos pesos hasta cantidades mayores, pues cada peso sumaba.
“A pesar de lo que hemos sufrido, gracias a Dios y a mucha gente que se tocó el corazón, hoy tenemos a mi hermano con vida, por eso queremos agradecerles a todos los que se sumaron a la causa, pues Óscar tiene una nueva oportunidad de vida y por eso, de ahora en adelante, aunque su cumpleaños sea en noviembre, los 30 de mayo también festejaremos esa nueva oportunidad de vida porque fue como si hubiera vuelto a nacer.
Óscar no se quedó atrás y también quiso hacer público su agradecimiento a los especialistas de la medicina que lo apoyaron pues después de salir del Hospital Betania, fue llevado al Hospital de Traumatología y Ortopedia del Sector Salud, pero no solo a ellos, sino también a sus amigos y a su novia que nunca lo abandonaron.
Y es que el joven próximo a cumplir 30 años de edad, comentó que uno de sus amigos de nombre Luis, lo acompañó en la ambulancia en su traslado al hospital mientras que Ricardo, otro amigo y compañero de trabajo, lo cuidó muchas noches, pues incluso él también temió perderlo.
“El accidente de Óscar me tocó en muchos sentidos, ver muchas cosas que pasan en el hospital, que tu vida pende de un hilo, ver llegar a varios chicos graves porque sufrieron un accidente, también te hace tomar conciencia de muchas cosas que hacemos en la vida diaria como manejar con algunas copas de más y bueno, todo eso te toca; incluso soñé a mi amigo cómo se despedía de mí, en ese momento pregunté cómo estaba y desde entonces no lo dejé; puedo decir que yo no era muy creyente de ninguna religión, pero el tener personas que llegan a los hospitales y te hablan sobre la fe, te pasan cosas extrañas, definitivamente te hace cambiar”, narró Ricardo.
Hoy Óscar considera que su vida también cambió y que este accidente le dejó muchas enseñanzas, pero aún así, nunca se dejó vencer, siempre mostró su buena cara y entusiasmo para recuperarse, que aún tiene algunas secuelas y le falta recuperar al menos el 15 por ciento de la movilidad de su cuerpo, ahora intenta correr, seguir trabajando y ayudar a su familia pues su madre es una sobreviviente del cáncer de piel, de huesos y de mama.
El pasado 31 de mayo, en agradecimiento a la vida y para aliviar un poco el dolor de otras personas, Óscar, su familia y su amigo Ricardo, decidieron repartir comida en algunos hospitales generales de la ciudad de Puebla.
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Finalmente el joven motociclista pide a la gente disfrutar de cada detalle mínimo de la vida, pues él con 95 por ciento de probabilidad de morir, hoy puede transmitir su experiencia a otras personas e incluso en dos meses cumplirá su sueño de poder casarse con su novia que nunca le soltó la mano a pesar de que desde antes del accidente, la pandemia por Covid 19 les detuvo sus planes de boda.
Publicado en El Sol de Puebla